martes, 29 de abril de 2008
Metodos anticonceptivos: el preservativo femenino
Consta de un aro externo, que cubre la parte externa de la vagina, y uno interno que mantiene el condón dentro de la vagina. Puedes colocarlo hasta 8 horas antes de mantener relaciones, y se aplica tal que así:
1-. Sujeta el aro interno entre tu dedo pulgar y tu dedo medio.
2- Coloca tu dedo índice entre ambos dedos.
3.-Empuja el aro interno hacia dentro, introduciéndolo todo lo que puedas. Lleva lubricante, así que no te hará daño ni te molestará.
4.- Asegúrate de que este introducido en tu vagina correctamente, sobre todo que esté bien fijado y no torcido.
Para sacarlo, antes de ponerte de pie, tienes que apretar el aro externo, retroceder un poco, y tirar, con mucho cuidado de no romper y, sobre todo, de no vaciar.
Al principio es posible que notes menor sensibilidad, puesto que ocupa la zona vulvar.
Y muy, muy importante: no es un método anticonceptivo permanente, es decir, es de un solo uso. Es conveniente que lo retires después de la relación, como un condón normal.
Para encontrarlo es mejor que vayas a una condonería, aunque hay algunas farmacias que también lo comercializan. El precio es de 10 euros por 3 unidades.
¡Y foto!
No es por nada, pero a la muchacha se la ve feliz de controlar ella misma su destino sexual.
domingo, 27 de abril de 2008
Aquaglide
El Aquaglide es un lubricante de base de agua, sin color ni sabor. Tiene como ventaja principal que es de agua, no de silicona, pero es super concentrado, y por tanto, está muy bien para relaciones anales (aunque en una dosis ligeramente más alta que para relaciones vaginales).
Es el más usado por el público gay, porque es el mejor en la gama de lubricantes acuosos. Explico esto brevemente: las relaciones anales son, evidentemente, más frecuentes en el público gay, que es, a su vez, asiduo a las felaciones. Por tanto, un lubricante de silicona te dejaría la boca pastosa, mientras que uno de agua no. Y, los lubricantes de agua de este tipo son muchísimo mejores, por otra parte, que cualquier lubricante de sabores. Todo es un círculo.
Venga, os dejo fotillo para que lo identifiquéis rápido.
Por cierto, el precio varía según la tienda en la que lo compreis, pero un bote de 50 ml no es caro. (también teneis de 100 y de 200)
En los placeres de lola, 6 euros el de 50 ml.
Pero vamos, lo vais a encontrar en cualquier sexshop, y sino que lo pidan, leñe.
viernes, 25 de abril de 2008
Sant Jordi, por petición popular.
Eso sí, pudo disfrutar de la anécdota de la jornada, de la que ya ha hablado Lucía en la blog pero muy brevemente: llegó una mujer y se puso a llorar y a decirle a Lucía que le había salvado la vida y que era lo mejor que le había pasado nunca. Daba un poco de miedo. A ver. yo entiendo que hay libros que lees y parece que te sirven de mucho, pero no sé... yo no me he puesto a llorar ni con Bustamante, así que supongo que no lo entiendo mucho por eso, pero de ahí a dar el espectáculo lacrimógeno de qué sería mi vida sin ti... nos puso un pelín nerviosas, sobre todo a Lucía que intentaba tranquilizarla, pero el contacto físico (mano con mano) a la mujer la ponía más sensible aún. Pobreta. Espero que a la jefa no le parezca mal que cuente esto, pero es que a mi me impactó mucho, de hecho le pregunté si esto pasaba a menudo, porque si a mi un dia me pasa algo así creo que me da un ataque de ansiedad.
Bueno, de allí nos fuimos a la odisea. Es decir, intentar coger un taxi a las 6 de la tarde un Sant Jordi que coincide con un Barça - Manchester para estar en mínimo cinco minutos en Diagonal. Entre tanto apareció Jacob, decepcionado con Berto (el sobrino de Buenafuente) porque no les había hecho ni el más mínimo caso. He de decir que las colas más largas (de gente, digo) eran las de Ruiz Zafón -obvio, pero inentendible... todo el mundo llevaba el libro de Zafón y otro que a lo mejor no tenia nada que ver-, Isabel Allende (muy obvio), el pobre Noah Gordon, que digo pobre porque tenía artritis y no podía firmar, y los mediáticos: Risto Mejide, Peñafiel y Boris. A Boris lo meto en mediático y no en escritor porque la gente iba a verle por ser Boris, no por su novela.
En Diagonal coincidimos con estos dos últimos, Peñafiel y Boris y yo flipé un poco porque era lo contrario a lo que creía: Peñafiel majísimo y Boris un borde de cuidao. Firmamos poquito allí, pero al menos teníamos al lado a Jesús Monteserín que fue muy majo, y además nos regalaron dos bolis chulísimos. Eso sí, una vez terminada al firma comienza la odisea, y al final no nos pudimos quedar a esperar a Sanchez Dragó que llegaba a las 8, justo cuando nosotras teníamos que estar una vez más en la otra punta de Barcelona.
Camino de esa otra punta (libreria la Central) y metidas en un taxi que avanzaba 10 metros por minuto gracias a un hooligan con coma etílico tirado en medio de Barcelona y el resto del tráfico, nos llama Cris Carmona (del blog) y nos dice que nos han cambiado el sitio. Nunca habíamos visto a Laura enfadada, e impresiona un montón. Llama y encima le dicen con chulería que ya nos lo habían dicho, y, claro, no nos habían dicho nada. El pobre taxista espera pacientemente a ver a dónde tenemos que ir, y nos indica, con más buena voluntad que acierto, pero cuando pensabamos que estabamos perdidas y moririamos de inanición en medio de la hermosa ciudad que se había vuelto hostil de repente, Cris nos vuelve a rescatar y tranquilizar: estamos cerca.
Paaaara allá nos vamos, y vemos que esa última caseta se ha convertido en el rincón fan. Allí hay gente que conocemos, y gente que nos hará olvidar un momento el cansancio y el estres. Yo engancho a Jesu por banda mientras me olvido de firmar, más que nada porque tampoco me habían dado boli, hasta que una hermosa mujer con acento francés me da dos bolis a falta de uno. Quiero casarme con ella, pero no puedo, porque tengo que firmar, así que cojo un libro mientras Lucía habla por teléfono y me dice la chica: es para Poppy. ¡Es Poppy! ¡Por fin voy a firmarle un libro a alquien que conozco y sé qué poner! Después me rio un rato con su madre cuando dice 'soy la madre de esa que llamais Poppy, pero yo llamo María' me encantó. Y de repente aparecen dos chicos asturianos, uno me pide foto, me cuenta dónde vive, dónde viven sus padres, que ha venido con un amigo también asturiano... y empiezan a bromear con Lucía, que entra al juego. Madre mía, y eso que estabamos rotas, creo que el colegueo nos pudo. Después nos hicimos fotos todos juntos, que tenéis en el blog de criscarmona, y nos despedimos. Lucía camino del hotel para ir después a la fiesta de Planeta a la que yo no fui y me arrepiento, pero qué se le va a hacer. Ya harán fiestas en mi honor cuando destrone a Ruiz Zafón o a Risto Mejide.
Una cosita mas: ¡un saludo muy especial a Begoña, colaboradora del blog, que fue el ultimo libro que firmé, y que no le pude hacer mucho caso porque tenía que irme pitando al Zurich que había quedado con una chica a las siete y eran las nueve y pico! No sabes lo bien que le sienta a una que la reconozcan y le digan que la leen. Un besazo.
lunes, 21 de abril de 2008
Sant Jordi
jueves, 17 de abril de 2008
Uno de los relatos eróticos ganadores del concurso "lo que los hombres no saben" (enhorabuena!)
Desde que cumplí los treinta, los hombres me dejan mucho, normalmente –eso dicen-, porque soy maravillosa. La más divertida, la más guapa: la más maravillosa; y por supuesto, la que mejor folla. “Pero no puedo seguir en esta relación… por problemas que sólo tienen que ver conmigo”.
Claro, podría indagar cuáles son esos problemas, pero, por mi propia felicidad, he aprendido a no formular preguntas cuya respuesta no me interesa oír (¿Me quieres? ¿Hay en el reino alguna más maravillosa que yo?). Y además, tengo la certera intuición de que difícilmente escucharía la respuesta verdadera, ésa del tipo: “Por la noche le rezo a mi exnovia”; “Me excita el sacerdote que nos da el cursillo prematrimonial” o, simplemente, “No me gusta el dulce aroma de tu flor de loto”.
Así que me conformo con ser maravillosa, y simplemente les pregunto: “-Pero, si dependiera de ti elegir a una de los Ángeles de Charlie ¿seguirías escogiéndome a mí, verdad?”. “-Ni lo dudes”.
Soy un ángel y soy maravillosa, y es posible que en ocasiones me relumbre la aureola, porque en mi última visita al Ambulatorio dos señoras me pasaron devotamente un pañuelito por el brazo, pero la enorme cola de enfermos junto con la calefacción al máximo eran capaces de trastornar a cualquiera, también tengo que contarlo.
Ahora bien, que quede claro este axioma: por muy maravillosa que seas, te puedes quedar colgada en el día de San Valentín. Yo misma, el último 14 de febrero, abandoné la corona y la aureola en la mesita, y pasaba la tarde tristemente acurrucada en el sofá, con mi cara de tortuga y el caparazón (tamaño grande) que heredé de mi abuela. Normalmente, en el ajuar son las madres las que legan a sus hijas el caparazón contra desamores, pero la mía necesitó muchos años para comprarme una vajilla a piezas de la Cartuja, y al final me quedé con el de mi abuela, que según me contó en vida, siempre le sirvió de gran uso y consuelo. El caparazón, no sólo es muy cómodo para aovillarse dentro y sentirse arropadita en cualquier postura, sino que sirve como escudo de nostalgias, envidias y asechanzas del enemigo. Lamentablemente, desde que la Lista de Bodas se pone en el Corte Inglés, o directamente se solicita el sobre con relleno, el uso de caparazón se está perdiendo, mientras aumentan las ventas de las almohadas cervicales.
Como digo, estaba delante de mi tele mal sintonizada, que lo único que captaba con definición era el canal local, ése en el que aparece una médium reteñida y tres ventanitas porno, y un listado de SMS debajo, casi todos de índole desesperado-sexual: “hombre busca…”; “hombre busca…”; “hombre busca”; y alguno de interés social: “Si quedáis con un tío que se hace llamar Jack y tiene un ford-fiesta rojo, cuidado, tiene ladillas”.
Preciso que, a pesar de los mágicos efectos apaciguadores de mi coraza heredada, sentía cierta rabia al imaginar a mi ex alegremente divertido, quizás entre sábanas de corazones, con alguna pelandusca de ésas que se dedican a recoger a los ex perdidos. Y además tenía un subidón hormonal prerregla contra el que no se conocen remedios, médicos ni mágicos, que me provocaba cosquillas desde el útero al centro de las entrañas, que me llenaba el cerebro de extrañas imágenes fálicas, y que, resumiendo, me tenía transformada en una desesperada sexual cualquiera; también denominada “salida”.
Leo entonces en los SMS (y yo no tengo la culpa de poder leer cualquier cosa muy rápido, Dios lo quiso así): “Pareja busca chica para cena de San Valentín. Sólo buen rollo. Postre opcional. 657 12 31 23”. Llamo. Cuelgo. ¡Oh, Dios mío, cómo he sido capaz! Y antes de poder fustigarme por mi mala conducta, me devuelven la llamada. Una chica en-can-ta-do-ra me anima a acercarme a un restaurante bastante próximo (y decente). Y como yo siempre he tenido ese grave problema para decir “no”, me apresuro a salir del caparazón, me pongo una ampolla tensora en la cara de las que anuncian para quitar la cara de tortuga, y con temblequeo en las manos me pinto una raya en los ojos que haría palidecer el maquillaje de la propia Nefertiti.
Evoco los pasajes de “Ya no sufro por amor” para elevar la autoestima y me repito: soy guapa, soy divertida, soy maravillosa. Y con esto y unos condones en el bolso me largo de casa.
Llego al restaurante y una pareja, bastante mayor que yo, me hace una señal acompañada de enormes sonrisas. Me acerco también sonriendo, que yo estoy muy bien educada, como matiza siempre mi madre, “gracias a que ella se sacrificó llevándome al colegio de paga”. Me invitan a sentarme. Nos estudiamos: Él está cerca de los 50 pero bastante bueno. Es relativamente guapo y tiene un cuerpo bonito, con unos hombros anchos, y señales evidentes de que acude moderadamente al gimnasio. Pero… -y de verdad que casi me caigo de la silla al reparar en ese detalle-, luce a modo de corbata esos cordoncitos acabados en metal que debieron de estar de moda en el oeste americano. Me mantengo en la silla pero la libido se me cae al suelo.
La chica, que también sobrepasa ampliamente los 40, es como una mamá de clase media, pero de las de antiguamente. Algunos kilitos de más, pelo falso platino, ligero cardado, y como único signo de modernidad, unos vaqueros cuatro tallas inferiores a la suya, de ésos que tan de moda han puesto las sudamericanas. Y que, por cierto, sientan fatal para quienes no nos atraen las carnes apretadas y reventonas. Pero tiene una sonrisa preciosa, una voz muy dulce, y es extremadamente simpática.
Pronto se me olvida que somos unos desconocidos, porque ellos hablan dicharacheramente de las muchas ventajas de los clubs de intercambio, y yo, en vez de cenar me estoy metiendo unos lingotazos de White Label.
El chico propone tomar la siguiente en su casa, y yo, alegre como unos cascabeles, encantada de que me retiren la silla, me paguen la cuenta y me digan que soy preciosa, me subo al coche de mis simpáticos amigos sin comprobar siquiera si guardan motosierra en el maletero.
Me siento modernísima mientras hablamos de las cenas de intercambio que ellos organizan todos los sábados y fiestas de guardar, y en apenas diez minutos, estamos sentados en el sofá de su hogar. Y digo hogar porque no le faltaba de nada: las cortinas de flores, el tapete de ganchillo, un gigantesco aparador de nogal para incrustar la tele y cornucopias doradas encima del recibidor. Ah, y un imprescindible mueble-bar muy bien surtido. Me tomo otra, más que nada por no pecar de descortesía.
De repente, él cambia su mirada de anfitrión cariñoso a la de lobo estepario, me retira el vaso, me coge de la mano y me lleva hasta el dormitorio de matrimonio. Una cama grandísima, luces muy tenues… son profesionales, no hay duda. Él se desnuda y desliza mi mano sobre su piel. No recordaba la excitante sensación de recorrer un cuerpo que antes nunca ha sido tuyo. Me detengo en su culo, firme, cierro los ojos, y descubro que estoy muy, muy excitada.
Él me desnuda mientras me besa los pechos y me dice que son preciosos, me lame el ombligo mientras jura que le vuelve loco, baja por mis piernas y me hace sentir la mujer más excitante del mundo.
Me fijo en que desde la puerta, observándonos con una sonrisa, está su mujer desnuda. Nos metemos en la cama y ella viene también. Acaricia mi cuerpo y yo repaso con una caricia la curva que va desde su cintura a la cadera. Me parece la curva más peligrosa en la que nunca he estado.
Ella tiene un vibrador en las manos, que me frota solícita, pero prefiero sentir el suavísimo tacto del pene de él, ya húmedo, mojando mis nalgas mientras nosotras dos nos besamos.
Me muero por follar, hace siglos que no lo hago. Me vuelvo y me pongo encima del pene húmedo, tenso, fuerte, lo dejo resbalar por mi clítoris. Él cierra los ojos con placer. Pero súbitamente se quita de debajo.
Su mujer me aclara: Eressss… MARAVILLOSA, pero la penetración sólo la practicamos entre nosotros dos.
Él se corre dentro de ella. Ambos me abrazan y me ofrecen quedarme a dormir. Pero yo prefiero irme a mi casa. Porque soy taaaan maravillosa, que no me importa pasar la noche de San Valentín SOLA.
Irela
miércoles, 16 de abril de 2008
Más relatos eróticos
Tumbada con las manos caídas por encima de la cabeza, desnuda bajo la sábana sentía mil hormigas caminar sobre mi cuerpo y deseaba que una mano bajara desde mi brazo arrastrándolas a todas, liberándome de su peso. Deseaba que la mano se arrastrara arrastrándolas hasta la rodilla y luego subiera por la cara interna de mis muslos, evitando tímida el pubis, para llegar hasta el ombligo. Deseaba que un cuerpo distinto al mío se subiera encima y aplastara todas las hormigas que separaban mi piel de su piel, liberándome de ellas. Que el cuerpo estuviera también cubierto de hormigas, arañas y gusanos y así tener una excusa para dejar caer mi mano por su piel, que las arañas se prendieran de su espalda para poder justificarme cuando clavara mis uñas en ella.
Mientras pensaba en lo que deseaba un río descendía entre mis piernas. Pobres hormigas. Debían estar ahogándose. Sentí compasión por su vida. Con mucha dificultad, debido a la cantidad de hormigas que lo abrazaban, levanté el brazo y dejé caer la mano entre mis muslos. Los dos cubiertos y recubiertos por algo parecido a mermelada de hormiga que manaba de mi vientre. Pero... ¿Qué es lo que manaba de mi, el almíbar, las hormigas?. En cualquier caso la dulzura de todas aquellas hormigas ya no estaba sólo en mis muslos, me impregnaba casi por completo, todo el cuerpo era pura melaza, cuanto más me revolvía entre las sábanas más me pegaba en ella, más crecía el río que brotaba de mi. Sentí curiosidad por saber en qué lugar exacto nacía, en qué interno lugar de mi cuerpo estaba su fuente, saber si las hormigas también salían de allí. Despacio, con miedo de aplastar alguna de aquellas hormigas y con la paradójica fluidez que me daba la pegajosa mermelada fui metiendo un dedo en mi vagina . A medida que avanzaba iba encontrando menos hormigas en el camino y más melaza, melaza cada vez más caliente. Me adentraba en la boca de un volcán y podía sentir sus palpitaciones. Dentro ya no había hormigas, ni tampoco ningún mar de miel, la melaza escurría de las paredes del cráter a cada palpitación, y mi presencia allí dentro había desatado todas sus iras: las paredes empezaban a temblar, la palpitaciones se transformaron en convulsiones. Pequeñas convulsiones que estremecían mi cuerpo, todo parecía que iba a caérseme encima. Tuve que salir de allí.
Estaba sudorosa, pegajosa y las hormigas que no dejaban de moverse de un lado a otro aun estando inmersas en la melaza viscosa. Todo el cuerpo bañado en mermelada de hormiga, hormigas que no dejaban de moverse y pintarme de almíbar. Y yo deseaba. No sabía qué pero deseaba, ya sólo deseaba. Deseaba más, más hormigas, más arañas, y la erupción definitiva del volcán que amenazaba, la erupción que se llevará todas las hormigas y arañas.
Tuve intención de volver vagina adentro pero un grupo de arañas, que bajaron de su imaginaria espalda y rodeaban mi clítoris, llamó mi atención. Eran arañas de otro cuerpo, las que desaparecerían con “mis” hormigas si el volcán al fin reventaba. Sentí compasión por ellas y quise hacerlas huir, pero ellas se agarraban a él, cuanto más yo hacía por despegarlas, con más fuerzas se clavaban. Idiotas. Ignorantes. Desagradecidas de mi compasión. Iban a morir allí sin saber que llegaba su hora. Que así sea, pensé.
Las sacudidas volvieron, estremeciendo toda la tierra. No pude olvidarme de las pequeñas arañas que habían abandonado otro cuerpo para refugiarse en el mío en aquel apocalipsis así que las acariciaba, intentando tranquilizarlas. Esto parecía enfurecer todavía más al dios subterráneo que habitaba dentro de mí, me hacía perder la consciencia por momentos, adormecida por efecto de los vapores que de él manaban y alucinada, abría de par en par mi cuerpo. En la semiinconsciencia seguía acariciando a las arañas, aunque ya debían estar muertas a juzgar por las rigidez de sus cuerpos, apretando mi dedo cada vez con más furia, la furia que me daba la desesperación, cada vez con menos dulzura y más violencia hasta que una convulsión violenta nos separó a todos, clítoris, arañas, volcán, dedo, yo, hormigas. Vinieron más y todo se derrumbó, hormigas y arañas quedaron sepultadas bajo el lodo y yo me dejé morir imaginando que ya no habían hormigas ni arañas entre los dos cuerpos.
domingo, 13 de abril de 2008
Dudas pasadas, presentes y futuras
Al primero, que me pregunta cómo se llaman en inglés las películas con escenas de sexo duro... es que en pornografía todo es más o menos duro depende del cristal con el que se mire, por ejemplo, para mi es duro el sado, ¿para ti?. Lo mejor es que vayas a un videoclub especializado (en cualquier sexshop hay una zona con pornografía) y escojas lo que sea más acorde con lo que estás buscando, ya sea por las carátulas o por los temas. Sí, ya sé, que tú lo que quieres es bajartelo del emule, del ares o de donde sea. Pues siento tener que decirte que si no me explicas un poco mejor a qué te refieres con 'sexo duro' no sabré responderte. Aún así, si entras en la página de IFG encontrarás algunas películas que pueden servirte.
Si tuviera que recomendarte algo, sería que empezases por el sado y vieses si quieres algo más o menos 'hard'.
Y otro anónimo, que pide que le conteste al correo electrónico pero no lo deja.., pero además, me viene muy bien porque hace tiempo ya que quería abrir el tema del fetichismo y la lencería
Sí que es posible tener sexo con una mujer que lleve unos pantys, medias, o lo que sea. Y no tiene por qué ser incómodo, si el material es bueno. Aquí te presento unas medias de liguero que tienen una base de silicona que se adapta a la piel e impide que se bajen:
Chicos, está bien, dejad de mirarle el culo, pongo detalle (de la media, no del culo):
Como podeis ver, se ajusta perfectamente, y no tiene por qué deslizarse con el ajetreo del 'acto sexual'. Por tanto, espero que duda resuelta.
A parte, si buscas (buscais) algo más currado, hay conjuntos que ya vienen hechos para poner y usar, como por ejemplo este otro:
¿que cómo que para poner y usar si tiene una complicación enorme quitarse ese tanga con ese parapeto ahí puesto? Tanga no incluido.
Aaaah, vale, sí, ya lo pillais.
sábado, 12 de abril de 2008
Iris
Es el caso de toda la gama de juguetes de Fun Factory (recordad el caballito de mar, o Delight). No sólo tienen un diseño innovador, sino que están hechos con los mejores materiales y tienen características que no podrás encontrar en ningún otro juguete.
Hoy, os presento el Iris, que además queda muy bien con este fondo rosa.
Ahí donde lo veis, este chiquitin (23 centímetros de largo, pero 13 de 'superficie util') es uno de los vibradores más potentes del mercado, y lo es, sobre todo, porque no es un vibrador simple, sino que tiene dos balas, una en la base y otra en la punta, que se alternan para conseguir una vibración más prolongada y con más potencia, y además, con cinco programas de ritmos predeterminados. Y aun asi, es super silencioso.
¿Adivinais el material? ¡Si! Silicona hipoalergénica. Mi favorita. Y además, tiene un diseño curvado que ayuda a encontrar y estimular el punto G, (aunque es un vibrador más vaginal que de punto G).
Viene presentado en una cajita con su funda de satén, su cargador (si, es recargable) y un manual de instrucciones que yo que tu me leería, más que nada, porque este vibrador tiene cosas que no tienen los demás, como por ejemplo un sistema de bloqueo para no desperdiciar ni una gotita de bateria. Y sí, que también puede servir por si el pequeño de la casa (o los mayores) lo encuentran... no sé qué excusa se te ocurrirá inventarte, pero si no vibra, no puede ser un vibrador.
Y precio: 110 euros en losplaceresdelola.com
martes, 8 de abril de 2008
Bolas chinas y ejercicios de Kegel
Modo de realizar los ejercicios para principiantes:
1. Se vacía la vejiga.
2. Contrae los músculos de la vagina durante tres segundos y relaja. Repetir 10 veces.
3. Contrae y relaja lo más rápido que se pueda. Repetir 25 veces.
4. Imagina que sujetas algo con tu vagina, mantén esta posición durante 3 segundos y relaja. Repetir 10 veces.
5. Imagina que lanzas un objeto con tu vagina, mantén la posición durante 3 segundos y relaja.
Estos ejercicios hay que realizarlos tres veces al día.
Modo de realizar los ejercicios para iniciadas:
1. Tumbada en el suelo con las rodillas dobladas y las plantas de los pies cara a cara.
2. Se mantienen los músculos del estómago y de la vagina en posición relajada.
3. Se trata de imaginar mentalmente las paredes interiores de la vagina e intentar acercarlas contrayendo los músculos.
4. No se debe flexionar los músculos del estómago ni presionar los glúteos.
5. Contrae lentamente contando hasta diez.
6. Se mantienen los músculos contraídos con la vagina cerrada contando hasta diez.
7. Continuar la contracción, contando hasta diez.
8. Relajar contando hasta diez y volver a empezar.
El ejercicio debe hacerse durante diez minutos.
miércoles, 2 de abril de 2008
¡Ya somos tan famosos como Techi -lanoviadepaquirrín-!
¡Ya ha salido la reseña del blog en la Sexologies!
Como espero que la compréis, sólo pondré la primer frase: "El blog de Andrea Menéndez Faya es sin duda una puerta abierta alm undo del sexo y el placer que además... ¡está más que bien documentado! (...)
Muchas gracias a Ana Parra por su interés en el blog, y espero verla por aquí pronto.
Y al resto, si no comprais la revista por el artículo, compradla por el conejito vibrador con mando que lleva. Que siempre me estáis con lo de que un vibrador para el clítoris, un vibrador para el clítoris... ¡pues por 4'95 ahí tenéis uno!